Curación Rosacruz
Por el Dr. H. Spencer Lewis, F.R.C.
Revista El Rosacruz A.M.O.R.C.
Los primeros Rosacruces emprendieron el trabajo de curación con espíritu humanitario y como una reforma necesaria que debía implantarse en el mundo, según su propia conclusión (debida a experimentos anteriores) de que había un secreto implícito, aún desconocido hasta entonces, en conexión con la fuerza vital de vida, no tan sólo en el cuerpo humano sino en cada organismo animal y vegetal. Los Rosacruces de antaño no se interesaron mucho en la escuela de "medicina" que rápidamente se desarrollaba cautivando la atención del mundo, ya que tal escuela iba un paso adelante nada más, de la biología con la que ellos estaban familiarizados desde hacia largo tiempo.
Comprendiendo bien el primer principio de la ontología Rosacruz que dice: "Dios formó al hombre del polvo de la tierra y sopló luego en su nariz para infundirle el aliento de vida, con el cual el hombre se transformó en alma viviente," resulta bien claro que los Rosacruces consideraban el cuerpo físico sólo como una parte secundaria del hombre, hecho de los elementos primarios de la tierra y no tan esenciales a su existencia como "el aliento de vida."
El argumento es, y ha sido, que la versión de las Escrituras, al igual que todas las declaraciones de otros períodos antes de que fuera escrita la Biblia Cristiana, se refieren al hecho de que posterior a la entrada del hálito de vida en la forma física, hecha de los elementos de la tierra, el hombre se tornó en "alma viviente" en vez de ser "cuerpo viviente," y de que el énfasis se da allí a la parte Divina, etérea o psíquica del hombre y a la parte material.
Por tal motivo, los Rosacruces sostenían que cualquier cosa que llegara a ser indebida en el funcionamiento y condición normal del cuerpo humano, no debería mirarse desde el punto de vista de su composición material única o esencialmente, sino considerarse desde ambos puntos de vista. Al dársele algún énfasis, éste debería recaer en el mencionado aliento de vida, o fuerza vital de vida que animaba al cuerpo y lo mantenía en perfecto funcionamiento y armonía, después que había sido completamente formado de los elementos materiales de la tierra. Así, pues, se estudiaron cuidadosamente la botánica y todos los principios biológicos en su relación con la composición química, siendo los primeros Rosacruces sumamente expertos en la preparación y administración de los extractos herbáceos que más tarde evolucionaron en formas de “medicinas” y“drogas”.
Extraño, pero cierto, es el hecho de que mientras más primitivo o "fundamental" en su pensar es el hombre, con más énfasis sostiene que la parte biológica de la naturaleza humana es más o menos secundaria respecto a la parte Divina y esencialmente espiritual de su ser. De tal modo, aún los indios americanos más primitivos (quienes de seguro no tenían la Biblia Cristiana ni libros de texto de ciencia o religión que leer) se hicieron muy expertos en el cultivo de hierbas y en el estudio de la botánica, no para la preparación de"medicinas" sino de aquellos extractos que proporcionaran al hombre los minerales faltantes, necesarios, y los elementos y fluidos de la tierra que normalizaran su cuerpo físico para sostener la parte espiritual de su cuerpo.
Los primeros “hombres de la medicina” entre las tribus indias americanas, y los renombrados hombres de la medicina, paganos o herejes, de las islas del Mar del Sur, así como todas las tribus primitivas, practicaban un arte de terapéutica en que más se aplicaban los principios místicos y poderes etéreos e intangibles que los extractos herbáceos. Sabían que la verdadera llave secreta de la salud y, por consiguiente, de la enfermedad, consistía en este poder tan intangible que no podía administrarse por medio de minerales ni extractos de jugos, o por ninguna cosa de naturaleza terrena.
La idea predominante entre todos aquellos primeros pensadores era que si el hombre comía apropiadamente, y bebía en igual forma, tendría un cuerpo físico preparado para responder a todos los requerimientos de las leyes físicas, tanto como a los dictados de las leyes Divinas, ya que el cuerpo del hombre fue formado antes que nada del “polvo de la tierra.” Sostenían, al igual que los Rosacruces hoy día, que la enfermedad y la mala salud no comienzan en el cuerpo físico a menos que el individuo haya sido negligente por largo tiempo en guardar la dieta adecuada, es decir, comiendo y bebiendo lo necesario, o que deliberadamente ingiriera elementos materiales que le resultaran venenosos o causantes de inarmonía.
La llave cósmica
Todo el que haya hecho un cuidadoso estudio del asunto sabe que el cuerpo, en su composición física, o digamos en su composición química, biológica y fisiológica, tiene que haber sufrido considerable descuido y mal trato por algún tiempo antes de que una verdadera enfermedad comience a manifestarse. Mas la causa principal y frecuente de las enfermedades y de la mala salud es la negligencia o descuido de la parte espiritual o fuerzas vitales del cuerpo que representan el otro compuesto del hombre, lo intangible y esotérico, o sea, la parte etérea tan incomprendida. Bastan unas cuantas horas o un sólo día de tal negligencia para que se produzca una enfermedad o condición crónica prolongada que tomará años en ser corregida y que eventualmente puede llevar a una transición prematura e innecesaria.
¿Pero cuál es este poder o energía secreta que así vitaliza todo el cuerpo, más importante aún que la parte material del hombre? Es la "energía vibratoria," llamada de distintas maneras, y que constituye la verdadera clave en los procesos curativos del sistema Rosacruz.
En tanto que los científicos han tratado de descubrir sueros y han recomendado una u otra forma de emplearlos en tal o cual condición, y mientras otros se han esforzado en hallar sales y extractos herbáceos que contrarresten o críen condiciones de naturaleza curativa en el cuerpo, los Rosacruces llegaron a descubrir muy pronto que en vez de que estas medicinas o drogas actuaran en el cuerpo, éste actuaba sobre ellas, ya que tiene que expelerlas inmediatamente por ser materias anormales y extrañas introducidas en el cuerpo y no requeridas por los procesos curativos de la naturaleza.
Consecuentemente, cualquier acción y reacción que se efectuaba mediante el uso de las medicinas o drogas era contraria a lo que esperaban los científicos, porque en lugar de que las drogas actuaran en el cuerpo, este tenía que actuar sobre las drogas y expelerlas.
Mientras tanto, se establecía una lucha en que las fuerzas naturales curativas del cuerpo intentaban, a veces con éxito, efectuar la curación necesaria.
Células blancas o purificadoras
El hecho es que cuando los poderes vitales o poderes Cósmicos Divinos funcionan en el cuerpo del hombre en su curso normal y adecuado, no hay necesidad de extractos herbáceos, medicinas, drogas o ninguno de los remedios que se limitan estrictamente a la composición física o material del cuerpo del hombre. Al hablar de los corpúsculos blancos o células en la corriente sanguínea, que combaten y destruyen los bacilos o gérmenes de distintas clases, resulta evidente que no es la química o las cosas materiales que come o bebe el hombre lo que crea y edifica las células blancas para que lleven a cabo su trabajo de purgar, extirpar o limpiar el cuerpo de condiciones indeseables o anormales. Es la fuerza vital, la energía vital en el cuerpo humano, que entra con la respiración y de otra manera, lo que forma esas células blancas y mantiene su integridad.
Las células blancas tienen mayor función que las células rojas comunes que solamente nutren y llevan cierta cantidad de energía a través de los vasos capilares a todas las partes del cuerpo. Esa mayor función consiste en que tienen que mantener su propia integridad y existencia, tanto como una condición o consciencia típica de un cuerpo viviente individual, al mismo tiempo que deben estar capacitadas para funcionar como cuerpos vivos independientes. Además de esto, deben poder analizar definitivamente todo aquello que entra en contacto con ellas y decidir lo que es destructivo, dañoso e innecesario y que debe destruirse. Dichas células eliminan luego el residuo. Todo esto
requiere una suprema inteligencia Divina, no poseída por todas las demás células del cuerpo.
Aplicación de la corriente
Pero de cualquier manera, la energía que está funcionando en las células blancas, en las rojas, y en las otras células de huesos y tejidos del cuerpo, es energía Cósmica Divina que los Rosacruces saben cómo aplicar y llevar al cuerpo.
En primer lugar, en un cuerpo saludable y normal no es necesario el aumento de energía Divina vital y vibratoria. Está allí en abundancia, en reserva, y en uso y aplicación constante. Cuando nos damos cuenta de que cada hora del día, ya sea que estemos dormidos o despiertos, trabajando,ejercitándonos o descansando, varios millares de células mueren en todo el cuerpo o se desintegran y arrojan como sobrante, y que un número equivalente debe formarse para reemplazarlas, vemos que el cuerpo humano es una vasta máquina química que crea materia nueva con aquello que comemos y bebemos, repitiendo siempre este proceso, y que hay una inteligencia, no muy bien comprendida por la generalidad de la gente, que dirige esta química.
Pueden los científicos hablar de metabolismo y de pruebas sobre éste para saber si lo que comemos y bebemos, y la manera como respiramos, ayuda a la química del cuerpo.
Pueden también hablar del cálculo hecho sobre la sangre, respiración, número de pulsaciones y de todas esas cosas, pero todo ello equivale a la prueba que se hace con alguna pieza de maquinaria para ver si opera, sin probar o averiguar lo relativo a la corriente eléctrica que entra a la maquinaria para hacerla funcionar.
Si se me permite el símil, esta corriente eléctrica es una corriente Divina que sólo los Rosacruces han descubierto, tan vital y tan importante para ellos (y diremos secreta) como lo fue el descubrimiento de Faraday respecto al campo magnético, o como el de Galileo acerca de un mundo mayor del cual no era la tierra el único centro.
Y de este modo en los métodos curativos Rosacruces, aún aplicándose Cósmicamente a distancia, esta energía vital faltante se aumenta o refuerza y se aplica directamente donde se necesite. Tal como los primeros Padres y los Caballeros Templarios establecieron lugares en las montañas para los viajeros perdidos y los llamaron hospicios, de los cuales se originaron después los "hospitales," así los primeros Rosacruces y místicos establecieron laboratorios y clínicas, o sanatorios como los llamaríamos hoy, donde los que sufrieran de prolongadas o complicadas condiciones crónicas pudieran ser cuidadosamente examinados y recibieran diagnóstico y tratamiento.
La forma principal en tales casos es la elevación de la tasa vibratoria en todo el cuerpo. Esto significa llevar al cuerpo humano una cantidad adicional de esta energía vibratoria,Cósmica y Divina, para que todas las células se transformen en unidades que funcionen de manera normal y armoniosa dirigidas a crear más bien que a destruir, y esto no se hace con “máquinas eléctricas o electrónicas."
Es un hecho muy conocido y fácilmente perceptible bajo el microscopio, que después de que cada célula viviente de cualquier parte del cuerpo rebaja o empobrece su vitalidad o tasa vibratoria, comienza a morir o a desintegrarse. Parece que la destrucción se opera mediante su reducción a los más fundamentales elementos del polvo de la tierra. Al sufrir la ausencia de la adecuada energía vibratoria o energía Divina, cesa de llevar adelante su misión constructora, no pudiendo continuar edificando, y retrocede.
En esta forma, los Rosacruces aplican directamente al cuerpo enfermo no sólo elementos químicos que puedan faltar en la dieta y que son prontamente corregidos, sino también aquella energía vital y tasa vibratoria que no se puede aplicar con medicinas, extractos o hierbas, drogas y electricidad natural o con cualquier otra de las invenciones del laboratorio científico del hombre. Esto representa la “clave Cósmica” de los métodos secretos, Rosacruces, de curación.
Esta energía vibratoria puede dirigirse también a un paciente por medio del tratamiento a distancia. Es lo que hacen día y noche a través del año entero nuestro Consejo de Solaz y sus muchos miembros y cooperadores.
La causa de toda enfermedad, que reside en la naturaleza vibratoria del cuerpo físico, debe remediarse antes de que se establezca la curación permanente. La “llave de oro”para el tratamiento terapéutico de una naturaleza normal, armoniosa y eficiente, es cambiar la tasa de energía vibratoria que funciona a través del cuerpo físico,para que pueda ser lo que decretó Dios primeramente cuando dijo que el hombre fuese un “alma viviente” porque se infundió el “aliento de vida” en su cuerpo físico.
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