Un Renovador del Rosacrucismo
El 25 de noviembre de 1883 nace Harvey Spencer Lewis, un personaje asombroso y fuera de lo común que dará al Rosacrucismo una dimensión nunca conocida hasta entonces. Puede parecer presuntuoso querer trazar la biografía de tal hombre en algunas líneas, tanto más cuanto que su personalidad es rica y compleja; esta no es nuestra intención. No obstante, deseamos presentar las etapas esenciales de su vida, haciendo hincapié en las relaciones que mantuvo con los círculos iniciáticos de su tiempo, a menudo mal conocidos, cuando no distorsionados.
1. El despertar místico
Su padre, Aaron Rittenhouse Lewis, excelente calígrafo, se asoció con Daniel T. Ames, un químico especializado en el análisis de la tinta y del papel. Juntos, abrieron un gabinete de peritaje de documentos y escrituras en Nueva York. El joven Lewis heredará el talento para los dibujos de su padre.
El entorno familiar de H. Spencer Lewis contribuye mucho al desarrollo de su sensibilidad mística. En el hogar de los Lewis, no se contentaban con ir cada domingo al templo metodista, también leían y comentaban la Biblia. Hasta los dieciséis años, el muchacho participa con entusiasmo en las actividades del templo metropolitano de Nueva York. Le gusta cantar en el coro y escuchar las conferencias del Pastor, el Dr. S. Parkes. aprovecha los momentos de libertad para ir a meditar a este templo. Allí conoce sus primeras experiencias místicas, experiencias del alma que le conducirán a preguntarse sobre la naturaleza profunda del hombre, sobre la posibilidad de un diálogo entre el alma y los mundos superiores. En 1900, termina su período escolar y encuentra un empleo en la editorial Baker y Taylors. Este trabajo le permite tener a su disposición la cantidad de libros necesaria para alimentar su insaciable curiosidad. Desde la introducción del mesmerismo en los Estados-Unidos por Charles Poyen, un discípulo de Puységur, en 1836, América y más especialmente la ciudad de Nueva York, se apasionan por lo sobrenatural, el magnetismo y el espiritismo. De este entusiasmo nacieron por una parte el New Thought (Nuevo Pensamiento) y por otra el Instituto de Investigaciones Psíquicas, dos corrientes de ideas que marcarán los años de juventud de Harvey Spencer Lewis.
2. Las investigaciones psíquicas
En marzo de 1903, se casa con Mollie Goldsmith, que al año siguiente le da un hijo, Ralph Maxwell Lewis. H. Spencer Lewis entonces se encarga de la redacción artística del Evening Herald de Nueva York y preside el Comité de Inspección de los médiums creado por este Diario. Con la ayuda de este periódico crea el Instituto de Nueva York para la Investigación Psíquica. Este grupo está formado por científicos y médicos.
Bajo la dirección de Harvey Spencer Lewis, el Instituto de Nueva York para la Investigación Psíquica realiza investigaciones destinadas a controlar las verdaderas capacidades de los médiums, lo que le conduce a desenmascarar a más de cincuenta impostores. Durante este período, H. Spencer Lewis publica varios artículos relativos a estas investigaciones en distintos periódicos, como el New York Herald y el New York World.
Estas investigaciones no satisfacen a H. Spencer Lewis, ya que contrariamente a lo que se admitía entonces, él casi no cree que los fenómenos producidos por los médiums procedan de la manifestación de espíritus. Está convencido de que se originan en facultades mentales, aún desconocidas. Para perfeccionar sus conocimientos, estudia los textos de Thomson Jay Hudson (1834-1903). Este autor, doctor en filosofía, goza de renombre internacional desde la publicación en 1893 de su primer libro,Law of Psychic Phenomena, a Working Hypothesis for the Systematic Study of Hypnotism, Spiritism, Mental Therapeutics… (La Ley de los fenómenos psíquicos…). H. Spencer Lewis lee también las obras de Sir Oliver Lodge, como la Supervivencia humana, que estudia facultades aún no reconocidas, y más allá de la filosofía y los libros, obras más orientadas hacia la psicología.
3. El encuentro con May Banks-Stacey
Durante los años 1906-1907, H. Spencer Lewis abandona las investigaciones psíquicas, que juzga estériles. Este tiempo es para él un período de reflexión. Entregándose diariamente a la meditación, observa que a través de esta práctica encuentra respuestas a las cuestiones relativas a los misterios del Ser. Intrigado, se confía a una persona que conoció en el Instituto de Nueva York para la Investigación Psíquica, May Banks-Stacey (1846-1919). Esta mujer asombrosa, viuda del coronel Stacey May Humphreys (1837-1886), era miembro de la Sociedad Teosófica y del Theosophist Inner Circle, el círculo interior y esotérico de esta sociedad. Apasionada por Oriente, había estudiado las enseñanzas de Swami Vivekananda (1862-1902).
May Banks-Stacey está muy versada en esoterismo, especialmente en astrología y en quiromancia. H. Spencer Lewis relata que durante uno de sus viajes a Oriente, ella habría encontrado a los Rosacruces. Es por boca de esta mujer que oye hablar de ellos por primera vez. Vivamente interesado, comienza entonces a realizar investigaciones sobre esta misteriosa fraternidad.
4. La iniciación
En la primavera del año 1908, el jueves que sigue a la Pascua, mientras está sentado en un banco para meditar, conoce una experiencia mística que va a determinar el resto de su existencia. En el transcurso de esta experiencia, comprende que el conocimiento al que aspira no se encuentra en los libros, sino en lo más profundo de sí mismo. Adquiere también la convicción de que debe dirigirse a Francia para entrar en contacto con la Orden de la Rosa-Cruz. Esta experiencia mística marca profundamente a H. Spencer Lewis y se convierte en el punto de partida de su “peregrinaje hacia el Este”. Con la esperanza de obtener información sobre los Rosacruces en Francia, decide escribir a un librero parisino cuyo catálogo posee. Pronto recibe esta respuesta: “Si viniera a París y si no viera inconveniente en pasar por el estudio del Sr.…, profesor de lenguas, que reside en el n°…, Boulevard Saint-Germain, quizá podría decirle algo con respecto al círculo sobre el cual Ud. investiga. Convendría que llevara esta carta.”
Su padre, Aaron Lewis, experto en documentos y también genealogista muy conocido, necesita un ayudante para llevar a cabo en Francia investigaciones por cuenta de la familia Rockefeller. El 24 de julio de 1909, los dos hombres embarcan a bordo del Amerika, de la Hamburg Amerika Line, en dirección a Europa. Llegado a París, H. Spencer Lewis visita al profesor de lenguas y al librero con el que había entrado en contacto. Finalmente, será en el Sur de Francia, en Toulouse, donde va a proseguir su búsqueda. Se acordará de que la Rosa-Cruz renovada por Joséphin Péladan y Stanislas de Guaïta, creada en 1887, es decir, la Orden Kabbalistica de la Rosa-Cruz, tenía igualmente su origen en un misterioso círculo rosacruz de Toulouse cuya historia apenas ha retenido los nombres del vizconde Lapasse y de Firmin Boissin.
El 12 de agosto de 1909, es conducido a una pequeña aldea situada en los alrededores de Toulouse, donde encuentra a Raynaud E. de Bellcastle-Ligne. Este último, un hombre de setenta y ocho años, le hace visitar la logia rosacruz de la cual es el guardián, ya que este templo está en estado durmiente desde los años 1850. Después de haberle preguntado detenidamente sobre sus investigaciones y sus motivaciones, lo inicia en la Orden de la Rosa-Cruz. Después de esta iniciación, su iniciador le comunica que puede ahora establecer la Orden en los Estados Unidos.
5. La renovación del Rosacrucismo
H. Spencer Lewis tardará varios años en preparar el resurgimiento americano de la Orden Rosacruz. En mayo de 1913, sufre la tragedia de perder a su esposa, muerta a consecuencia de un ataque de apendicitis mal curado. Estuvo profundamente afectado por esta desaparición que rompía su vida familiar.
En diciembre de 1913, H. Spencer Lewis confía a los miembros del Instituto de Nueva York para la Investigación Psíquica su intención de establecer la Orden Rosacruz en América invitándolos a unirse a ella. Deberá sin embargo esperar aún algún tiempo para ver el éxito de este proyecto. Después de un período difícil, H. Spencer ve por fin amanecer la aurora. A mediados del año 1914, se casa de nuevo con Martha Morfier, una mujer joven que había conocido unos meses antes. Esta esposa comprensiva lo apoyará discretamente en su gran proyecto, el de la restauración de la Rosa-Cruz. Unos meses más tarde, en efecto las cosas se empiezan a concretar, y después de una reunión celebrada el jueves 1 de abril de 1915, nace oficialmente la Antigua y Mística Orden de la Rosa-Cruz (AMORC) en América. H. Spencer Lewis es elegido como el presidente de esta Orden, que, bajo su dirección, conoce un rápido desarrollo. En los meses que siguen, se asiste al nacimiento de logias rosacruces en Nueva York, Pittsburg, Filadelfia, Boston, Wilmerding, Altona, Rochester, Harlan, Detroit…
En enero de 1916, H. Spencer Lewis lanza The American Rosae Crucis, una revista mensual destinada a los Rosacruces, dedicada a la ciencia, la filosofía y la religión. Hasta su muerte, en 1939, escribirá regularmente artículos sobre filosofía y el misticismo rosacruz para esta publicación, que en el transcurso del tiempo, cambiará varias veces de nombre para pasar a ser en 1929 The Rosicrucian Digest.
6. H. Spencer Lewis, franc-masón
La AMORC agrupa a hombres y a mujeres de todas las clases sociales, y podemos encontrar a miembros que pertenecen a la Sociedad Teosófica o a distintas obediencias masónicas. En 1917, H. Spencer Lewis recibe la iniciación masónica a los grados de aprendiz y compañero en la Normal Lodge n° 523 de Nueva York. Su afiliación masónica será de corta duración, y la abandonará definitivamente al cabo de algunos meses. Toma esta decisión de forma natural, ya que la Orden Rosacruz está entonces en plena expansión. De hecho, a finales del año 1916, no puede asumir ya sus actividades profesionales y decide consagrarse exclusivamente a la Rosa-Cruz. La Orden se organiza poco a poco, y para facilitar el trabajo de los Rosacruces, H. Spencer Lewis escribe numerosos textos destinados a la enseñanza de los miembros.
7. Las relaciones internacionales
En esta época, Europa está en plena Guerra Mundial, y H. Spencer Lewis sabe que las actividades rosacruces se habían reducido a cero en el Viejo Continente. Una vez restablecida la paz, intenta en sucesivas ocasiones reconstruir la unidad mundial de la Rosa-Cruz buscando a los Rosacruces europeos que habían sobrevivido al conflicto. En junio de 1921, entra en contacto con Theodor Reuss, que entonces vivía en Munich. Este último, sucesor de John Yarker por el rito de Memphis-Misraïm y de la Ordo Templi Orientis (OTO), persigue el mismo proyecto.
Un proyecto de colaboración toma forma, y Theodor Reuss ofrece al dirigente de la Orden Rosacruz AMORC una carta que le confiere, con carácter honorífico, los grados 33, 90 y 95 del rito de Memphis-Misraïm, y el VII para la OTO. Se trata de una carta puramente honorífica, nombrándolo embajador de la OTO para la AMORC en California. Debemos precisar que H. Spencer Lewis no es iniciado entonces ni en el rito de Memphis-Misraïm ni en el de la OTO, y que nunca participará en las prácticas rituales de las órdenes dirigidas por Theodor Reuss.
Las relaciones entre el dirigente de la Orden Rosacruz AMORC y el de la OTO sólo duran algunos meses. En septiembre de 1921, dándose cuenta de que los ideales y los proyectos de Theodor Reuss son incompatibles con los de la Rosa-Cruz, H. Spencer Lewis rompe definitivamente toda relación con este interlocutor y su grupo.
8. Una recepción en el Gran Oriente en París
Durante el año 1926, H. Spencer Lewis entra en relación con varias personalidades del mundo del esoterismo europeo. El primero de ellos es François Jollivet-Castelot, antiguo compañero de Papus y presidente de la Sociedad Alquímica de Francia. Este personaje, que publica desde 1920 una revista dedicada a la alquimia, titulada "La Rose+Croix", se convierte entonces en miembro honorífico de la AMORC. Por medio de un músico francés instalado en los Estados Unidos, Maurice Jacquet (1886-1954), H. Spencer Lewis entra también en contacto con las más altas autoridades de la Masonería francesa, en particular con Camille Savoire (1861-1951), Gran Comendador del Gran Colegio de los ritos del Gran Oriente.
Camille Savoire invita a H. Spencer Lewis a participar en una ceremonia excepcional que reúne el 20 de septiembre de 1926 a los Franc-Masones titulares del 18º grado, el de Rosa-Cruz. Como precisa el boletín del Gran Oriente, durante la reunión, “el Muy Ilustre Hermano Spencer Lewis, grado 33, Imperator de los R.C de los Estados Unidos en Tampa (Florida), es presentado en el gran capítulo con los honores debidos a su rango. Recibido solemnemente por el Gran Comendador que, en elevados términos, le da la bienvenida, le agradece su visita y le ruega se siente en el Oriente, donde, con su presencia, honrará esta importante tenida que reúne a los representantes de todos los capítulos de la Federación”. Debemos precisar que probablemente con carácter honorífico es calificado en ese momento de grado 33, ya que no posee este grado masónico.
9. La técnica al servicio del ideal
De regreso en los Estados Unidos, H. Spencer Lewis, un espíritu que no deja de estar en ebullición, emprende nuevas actividades. En efecto tiene el proyecto de crear una estación de radio que emita programas específicos. No quiere hacer una radio de propaganda para la Orden Rosacruz AMORC, sino un instrumento consagrado al arte, a la cultura y a la espiritualidad en general. Ya en 1903, él mismo había construido un aparato de radio, y en noviembre de 1912, había obtenido una licencia de operador. Estaba pues en posesión de todos los elementos que permitían poner esta experiencia al servicio de su ideal. La radio no tarda en emitir, y en abril de 1927, El Triángulo, la revista oficial de la Orden Rosacruz AMORC, hace alusión a las actividades radiofónicas de la Orden.
10. Nicolas Roerich
Desde noviembre de 1927, la Orden Rosacruz AMORC dejó Florida para instalarse en San José, California. Es el principio de las actividades del Parque Rosacruz, cuya arquitectura se inspira en el estilo del antiguo Egipto. Desde 1930, H. Spencer Lewis se dedica a construir un Museo Egipcio. Reconocido por el Consejo Internacional de Museos (ICOM) y por el Museo Nacional Egipcio de El Cairo, éste recibe aún hoy a un público muy numeroso y sigue siendo el museo egipcio más grande de la costa occidental de los Estados Unidos.
A principios de los años treinta, la Orden Rosacruz se convirtió en un movimiento muy importante. Se juzga pues necesario establecer un Consejo Supremo Internacional, denominado Supreme World Council, compuesto por los dirigentes de la Orden en distintas partes del mundo (Francia, Dinamarca, Holanda, Canadá, Puerto Rico, Bolivia, Australia, Suecia, Inglaterra, China, Polonia…). Entre sus miembros, podemos observar la presencia del pintor ruso Nicolas Roerich (1874-1947). Este último era en efecto Rosacruz desde 1929, época en la que fue propuesto como candidato al Premio Nobel de la paz. El mismo H. Spencer Lewis informó de que se entrevistó con este artista en la inauguración del Roerich Museum de Nueva York, en octubre de 1929. Los dos hombres establecieron relaciones amistosas, y así es como Nicolas Roerich, nombrado Legado de la AMORC, tendrá que cumplir algunas misiones para la Orden. En 1934, durante un viaje a China y Mongolia para encontrar plantas susceptibles de combatir la desertización de la planicie americana, el pintor ruso se detiene en Kharbin para encontrarse con Rosacruces. La prensa local informó de las actividades rosacruces en las que participó durante esta estancia en China.
11. Escritor, conferenciante y artista
En el transcurso del año 1929, H. Spencer Lewis publica varios libros, entre ellos "Rosicrucian Cuestions and Answers" (Preguntas y Respuestas Rosacruces), The Mystical Life of Jesús (La Vida mística de Jesús), un ensayo sobre la vida mística del Cristo, tema sobre el cual volverá de nuevo en una publicación posterior. Siempre preocupado por adaptar las enseñanzas tradicionales a la vida moderna, escribe también Self Mastery and Fate with the Cycles of Life (El Dominio del destino con los ciclos de la vida), una obra original que propone un método al alcance de todos, permitiendo regular la vida utilizando los ciclos planetarios y biológicos que marcan nuestra existencia.
Hombre de gran corazón, supo guardar una simplicidad ejemplar a pesar de sus importantes responsabilidades. Músico a ratos, tocaba con talento el violonchelo y el piano. Al mismo tiempo era un excelente pintor que realizó cuadros cuyos temas están vinculados íntimamente a sus centros de interés. Así, uno de los más antiguos que nos han llegado, Arabian Nights (1917), evoca Oriente. Egipto es para él una fuente de inspiración inagotable, y le dedica varios cuadros como The Love Idol o también Entrance to Karnak Temple, Luxor, que pinta in situ en 1929 durante un viaje. El esoterismo no está ausente en sus lienzos, como da prueba The Alchemist, terminado unos meses antes de su muerte.
12. Humanismo y fraternidad
H. Spencer Lewis concedía a la fraternidad una importancia particular y tenía una aguda conciencia de la igualdad entre todos los hombres y las mujeres, cualesquiera que sean sus orígenes. En sucesivas ocasiones, se expresó sobre este punto en sus escritos. Desde 1929, en el Dominio de la Vida, un folleto informativo sobre la Orden Rosacruz AMORC, destaca “que no existe superioridad racial”. En las Moradas del Alma (1930), precisa que “la común filiación de todos los seres humanos demuestra el hecho de que todos son hermanos y hermanas, dependiendo de un único Creador y de la misma esencia, la misma vitalidad y la misma conciencia, independientemente de toda cuestión de raza, creencia, color u otros elementos distintivos de la individualidad”. En un artículo dedicado a la cuestión de las razas en el Rosicrucian Forum, publicación reservada a los miembros de la Orden, afirmaba que como Rosacruces, “no podemos concebir que en nuestra organización se haga cualquier distinción en lo que se refiere a la raza o al color de la piel.” (Rosicrucian Forum, “The race cuestión”, junio de 1931, p. 187.)
13. Una Federación Internacional
En los años que preceden a la Segunda Guerra Mundial, reina una gran confusión en el campo de las organizaciones esotéricas. Bajo el consejo de François Wittemans, Jean Mallinger (1904-1982), un cercano colaborador de Émile Dantinne, escribió a Harvey Spencer Lewis el 11 de enero de 1933:“Nos sentiríamos muy honrados de poder afiliarnos a la eminente Orden Rosacruz, de la cual Ud. es el Dirigente y el Guía [...] nos sentiríamos muy felices de poder colaborar en las actividades de la Orden Rosacruz AMORC…”. H. Spencer Lewis acogió favorablemente la petición de los Rosacruces europeos. En agosto de 1934, viaja a Bruselas para participar en la creación de la FUDOSI, federación destinada a agrupar las órdenes iniciáticas auténticas. Esta será para él la ocasión de restablecer relaciones con la tradición martinista. En efecto, durante este primer congreso de la FUDOSI, Victor Blanchard, dirigente de la Orden Martinista y Sinárquica, le confiere las iniciaciones y la autoridad necesarias para el establecimiento del Martinismo en los Estados Unidos.
Durante su viaje a Europa, H. Spencer Lewis tuvo la oportunidad de visitar el planetario Zeiss en Munich. De vuelta a San José, dedica toda su energía a diseñar los planos y a poner a punto el mecanismo de lo que iba a convertirse pronto en el primer planetario construido por un Americano.
En 1936, publica The Symbolic Prophecy of the Great Pyramid (La Profecía simbólica de la gran pirámide), un libro que evoca los misteriosos conocimientos de los Egipcios. Durante el año siguiente, publica aún dos obras más. En la primera, The Secret Doctrieas of Jesus (Las Doctrinas secretas de Jesús, 1937), prosigue una reflexión iniciada en una obra anterior. En la segunda, Mental Poisoning (Envenenamiento mental), denuncia los problemas de las sugestiones negativas y las creencias supersticiosas.
14. La partida hacia la Luz
Poco tiempo después de su regreso de un viaje a Europa donde había participado en un congreso de la FUDOSI que reunía a los dirigentes mundiales de la Rosa-Cruz, la salud de Harvey Spencer Lewis declinó. Como todas las personas fuera de lo común, naturalmente fue criticado y calumniado, pero trabajó siempre con ardor y convicción al servicio de su ideal. Murió el 2 de agosto de 1939 a la edad de 56 años. Así desaparecía aquel que, tras una larga búsqueda, había conseguido dar una nueva fuerza a la Rosa-Cruz a través de la Antigua y Mística Orden de la Rosa-Cruz. Esta es la razón por la que, sin caer en el culto a la personalidad, que es contrario a la ética rosacruz, los miembros y los dirigentes actuales de la AMORC le están agradecidos por el trabajo realizado.
Si Harvey Spencer Lewis dio a la Orden Rosacruz AMORC un carácter particular, es necesario destacar sin embargo que la Orden ha evolucionado mucho con posterioridad. En realidad, este movimiento iniciático y filosófico mundial nunca ha dejado de mejorar gracias a las investigaciones y a los trabajos de sus dirigentes y de sus miembros. De acuerdo con la voluntad de su renovador, las propias enseñanzas fueron enriquecidas y son actualizadas, con el fin de adaptarlas siempre a la evolución de la conciencia, la ciencia y la sociedad. Cerca de un siglo después de su resurgimiento, la Orden Rosacruz AMORC sigue reuniendo a hombres y mujeres sin distinción de raza, de clase social ni de religión, con un espíritu de humanismo, fraternidad y espiritualidad, constituye hoy en día uno de los movimientos esotéricos más dinámicos e innovadores del mundo.
MARAVILHOSO OS CONHECIMENTOS CONTIDOS NOS TEXTOS,
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