LA CRECIENTE necesidad de lograr la armonía entre las naciones y de mejorar las relaciones humanas en todos los órdenes de la vida, es algo que el Rosacruz ve con más claridad que nadie. Al manifestar paciencia y consideración comprensiva en la vida diaria, todo Rosacruz ayuda constantemente a fomentar relaciones armoniosas entre los hombres.
Una parte importante de nuestra misión en la vida es llevar esta comprensión a todos los planos de la cultura. El hombre ha de aprender a aplicar su inteligencia en vez de la violencia al tratar de resolver los problemas humanos. Ya la ignorancia no resulta una excusa aceptable para la negligencia en estas cosas. Nuestras responsabilidades sociales aumentan
proporcionalmente con nuestra comprensión de nosotros mismos y de la Naturaleza. Aunque nuestra contribución a una vida mejor no parezca extraordinaria en el marco de los problemas sociales, de todos modos es la parte que directamente recae en cada uno de nosotros.
La ignorancia de sí mismo, y las tradiciones sociales y culturales que se basan en la ignorancia de la verdadera naturaleza del hombre, es la causa que todavía alimenta los prejuicios sociales, el odio, el temor, y la guerra. La incesante labor para crear una actitud de comprensión, justicia y paz, es un paso indispensable para la consecución de un futuro más brillante y mejor.
Para llevarlo a cabo es necesario olvidarse del mundo hipotético producido por la ignorancia e impulsado por emociones sin disciplina; hemos de trabajar incansablemente para actualizar los factores que contribuyen a controlar las experiencias constructivamente.
Evolución Individual y Armonía Colectiva
No cabe duda de que con el transcurso de varios siglos, el hombre ha adquirido mayor comprensión, se ha liberado de muchos temores innecesarios, ha obtenido mayor dignidad humana, y un concepto más claro de la justicia. Pero esto ha sido conseguido, principalmente, gracias al esfuerzo individual, lo cual demuestra que por medio de la actividad personal podemos lograr la cooperación colectiva inspirada en la unidad.
Esto puede conseguirse no solamente en nuestro trato con nuestros colegas Rosacruces en nuestras Logias o Capítulos, sino también en nuestras relaciones sociales, en nuestros negocios y en todas las actividades en que tomamos parte. Nuestro esfuerzo constante en esa dirección puede contribuir grandemente a que el trabajo sea más placentero y la vida se desarrolle de manera más inteligente, al mismo tiempo que el temor, el odio, los dolores, y
las lágrimas, resulten menos prevalentes. Mientras mejor comprendamos estas cosas, tanto mayor es nuestra responsabilidad de cooperación.
La naturaleza humana constantemente cambia; en cierto modo somos un producto de la constante transformación. La historia constantemente se renueva y se transforma. Es una cosa normal en el curso de la historia que los individuos que han actuado como líderes de la humanidad se hayan inspirado en una clara y superior visión del futuro, pero es algo muy nuevo que una gran parte del pueblo comience a aceptar la responsabilidad de la evolución hasta tal punto que en algunos lugares se han organizado movimientos progresistas, diferentes en su apariencia, pero con el mismo fin de progreso. La Orden Rosacruz ha sido una de estas instituciones a través de los tiempos, y sin duda en su comunidad existen otros movimientos progresistas de importancia.
Nuestro trabajo, y el de los demás grupos similares, son verdaderos faros en el desarrollo de la humanidad, pues tienden a manifestar cada día más claramente que la humanidad en general empieza a aceptar su propia responsabilidad de desarrollo.
Dentro de este desarrollo, por supuesto, pueden observarse diversos grados de adelanto. Los moldes viejos de la vida han de ceder su lugar a los nuevos. Subconscientemente nos dirigimos hacia algo diferente y mejor. Nuestra filosofía, por ejemplo, ofrece una ideología que nos lleva a conseguir una plena armonía, la mutua cooperación, y un crecimiento que no contradicen a las leyes de la Naturaleza. Notemos, sin embargo, que la ideología ha estado siempre al alcance del hombre, pero él no le ha prestado atención.
La vieja división, la tradicional actitud del separatismo y el interés egoísta han de ser
trascendidos por la mente humana de hoy. Esta es una obra de carácter colectivo, que nos concierne a todos y a cada uno de nosotros en constante desafío. Estamos construyendo con clara visión de futuro, pues “sin visión el pueblo perece”.
¿Cómo podemos darnos cuenta de esa evolución de la cual nosotros formamos parte? El antiguo concepto de que existe un Plan Divino para la humanidad nos enseña que el espíritu humano ha ido aprendiendo, a través de Evolución Individual y Armonía Colectiva un largo proceso de encarnaciones en La Tierra, todas las lecciones que han de darle soberanía sobre las fuerzas del crecimiento y del conocimiento para cooperar inteligentemente en el programa de la Creación; y de esa manera ha ido aprendiendo cómo trabajar en grandes grupos, en gran escala, y cómo encontrar su lugar apropiado en el movimiento de la gran rueda de la vida.
La evolución colectiva de un grupo, por ejemplo una nación, se desarrolla hasta que llega a expresarse como grupo. Nos damos cuenta, por supuesto, de que en el momento presente las naciones están retardadas por el temor de perder la individualidad. Pero la individualidad y el grupo pueden existir razonablemente juntos. Un grupo sin individualidad resultaría inefectivo y sin significado, mientras que, al mismo tiempo, una individualidad fuera del grupo no es más que una entidad insignificante.
El pasado está señalando el futuro. Si comprendemos el pasado y nos damos cuenta de la dirección en que se desarrollan los acontecimientos históricos, veremos más claramente la meta hacia donde vamos como grupo. La historia nos habla de guerras, conquistas, revoluciones, persecuciones, la marcha ascendente de las ciudades, culturas y naciones; y sin embargo, tiene muy poco que decir acerca de la comprensión humana y de su progreso vital,o acerca de la razón de la existencia del hombre, de su concepto de la vida, y de
los misterios de la creación y de la evolución.
Las escuelas místicas del pasado se fundaron para darnos precisamente esta información necesaria. Tales enseñanzas contribuyeron al desarrollo personal a fin de que la mayor comprensión individual pudiera beneficiar a la comunidad en total.
La necesidad de la unidad siempre se ha reconocido, pero no se ha manifestado plenamente. Esto es porque su potencialidad depende de las personas, de su interés e iniciativa, y de su manera de comprender el problema en su totalidad. Solamente por el esfuerzo colectivo podrán evitarse los errores del pasado. La responsabilidad pesa sobre nosotros. Pero al fin de la jornada, el Plan Divino y su propósito han de triunfar, más tarde o más temprano. Parte de este Plan Divino es que la gente llegue a ser menos materialista en sus pensamientos y actos.
No hace mucho tiempo que Freid y Adler, así como otros pioneros del análisis psíquico explicaron las dificultades de la mayoría de las personas en términos de las características hereditarias y ciertas represiones. Desde entonces algunas mentalidades más iluminadas, como Jung, han demostrado que para que un psicoanálisis sea completamente satisfactorio es necesario que se le conceda la debida atención al verdadero yo, al ser interno del individuo. Este es el yo que ha de triunfar, no sólo individualmente sino también colectivamente en el grupo.
Todo el mundo habla de la Paz, pero pudiéramos preguntarnos qué clase de Paz desean.
Sin duda alguna lo que la gente quiere es el cese de las hostilidades, pero es posible que lo que el hombre busca sin darse cuenta es la paz de su propio interior.
Vivir en una comunidad completamente pacífica sería caer en una condición estática, que anula el progreso. En todo nuestro derredor vemos que la vida produce contrastes, lo positivo y lo negativo; lo uno acentúa a lo otro. Esto puede observarse a través de toda la naturaleza, en el cuerpo físico, en los campos y los bosques, y en todas las criaturas vivientes. Hay una continua lucha hacia el progreso, hacia las realizaciones, hacia la felicidad y la belleza. Todas las cosas valiosas y magníficas en la vida han de buscarse con inteligencia, discriminación y con genuina inspiración.
Nuestro crecimiento en la comprensión puede ayudarnos a vivir con éxito; ésta es la primera de todas las artes y las ciencias. Con este conocimiento podemos hacer de nuestra vida una bella creación; de esta manera una persona puede conseguir que su vida resulte interesante y una verdadera inspiración para los demás. La paz y la unidad que lleva en su interior se reflejarán en la unidad del grupo. Con la unidad de los grupos y naciones, los
pueblos llegarán a comprender que a pesar de lo que se llama diferencias raciales, diferencias de lenguaje, religión y color, todas las personas de La Tierra pertenecen a una sola especie. Una vez que este hecho sea debidamente comprendido y aceptado, los hombres y mujeres responsables irán gradualmente eliminando los prejuicios raciales, los temores y los odios. La conducta de una persona tiene que ser voluntaria; la conducta voluntaria y adecuada de un gran número de gentes puede ir encaminada a los mejores intereses de un grupo mayor, inclusive de la humanidad entera.
Con cada paso hacia delante, el hombre se acerca a un horizonte más amplio de comprensión. El crecimiento de la cultura y la aplicación de más grandes esfuerzos mentales han sido posibles gracias a una revisión de nuestros hábitos, de nuestros puntos de vista y de nuestros métodos prácticos. Como han dicho los filósofos, la más encomiable labor de la existencia humana es vivir con alegría y llevar esta alegría a los demás. En este proceso es necesario crear algo valioso, pues la vida sólo nos da lo que ponemos en ella. Un enfoque
inteligente en estas cosas enriquecerá grandemente nuestras vidas.
Es innegable que el hombre es la expresión creadora más alta que existe en La Tierra, y posee más poderes y habilidades que cualquiera otra de las criaturas vivientes; más aún, sus
potencialidades son más dinámicas que la más ingeniosa invención mecánica. Sus potencialidades lo han ayudado a ejercer la dirección y el control sobre los mundos animados e inanimados. Prácticamente es capaz de hacer todo lo que quiere. Así y todo, no se ha dado cuenta de todo lo que es capaz de hacer ni de las fuerzas potenciales que lleva
escondidas en su mente y en sus manos.
El desarrollo de la sociedad de hombres y mujeres depende completamente del desarrollo individual, y se está efectuando continuamente porque la evolución y el cambio son parte integrante de los esquemas y designios de la Naturaleza. El desarrollo gradual del poder, y las tendencias naturales del yo Evolución Individual y Armonía Colectiva superior del hombre, puede proporcionarle una espiritualidad más altamente evolucionada que le permita avanzar en todas sus actividades. No debemos permitir que nos estorben la ansiedad o el temor. Debemos, sin embargo, procurar que nuestra mente se impregne con pensamientos y deseos armónicos y creativos. Individualmente debemos tener confianza en nosotros mismos; debemos extender nuestros horizontes hacia nuevas áreas de interés. La vida constantemente nos ofrece un ensanchamiento de nuestras fronteras. La vida lucha por trascender las limitaciones del mundo. Logrando una adaptación inteligente en la vida podemos actuar en nuestro ambiente con más éxito en lo individual y lo colectivo; de esa manera creamos cosas más grandes y mejores para nosotros con el fin de contribuir a la creación de un mundo que se acerque a lo perfecto.
Cada vez nos damos cuenta más claramente de que con las luchas y dificultades de la vida se despiertan y perfeccionan en nosotros las modalidades más altas de la conciencia. Cada día se expresan con más fuerza los factores de la responsabilidad, integridad, espiritualidad, habilidad creadora y la aspiración hacia los más altos ideales. Más y más, a medida que pasa el tiempo, el hombre se da mejor cuenta de su unidad inherente con toda la humanidad.
En el progreso de nuestra evolución, mucho depende de nuestra conciencia, moralidad y nuestros ideales filosóficos y espirituales. Por lo tanto, debemos vivir útil y comprensivamente, con una alta aspiración, pase lo que pase. Los cambios a que debemos adaptarnos en nuestra vida permitirán que la vida se exprese más plenamente, pues la vida constituye una oportunidad para la manifestación de realidades cada vez más grandes y planos de conciencia cada vez más elevados.
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