La tolerancia es una poderosa virtud en una sociedad ilustrada y un ideal por el cual cada
uno de nosotros debería esforzarse. La ausencia de tolerancia produce maldad y da por
resultado una sociedad sofocantemente cerrada con oportunidades limitadas y creatividad
restringida. Aunque muchos de nosotros estarían de acuerdo en que es difícil dar un giro
positivo al opuesto de la tolerancia (que es la intolerancia) desafortunadamente la última
nos rodea por completo como un león hambriento merodeando por las calles de este ya
envejecido siglo veinte buscando a aquellos que ha de devorar. Y aunque el “león
merodeador” es una metáfora, no es necesario decir que hoy en día hay una desenfrenada
brutalidad de actitudes inconscientes sueltas que agobian al amigo y al enemigo por igual.
La doma de la bestialidad interna-externa comienza con usted y conmigo y la tolerancia
puede iluminar el camino para algo más que llevarse bien con los demás, dando por
resultado un estado mental más creativo. ¿Cómo es eso posible, dado que pocas veces la
tolerancia se toma en consideración salvo cuando se experimenta como intolerancia?
Para establecer nuestro caso de tolerancia comencemos considerando la intolerancia, que
es una actitud que deplora más de una solución para un problema, más de una forma para
experimentar la vida, más de un punto de vista. Desafortunadamente, es una actitud que
debilita paulatinamente y que rara vez alcanza la superficie consciente del intelecto
humano y sus realidades dominantes respecto a la forma en la que las cosas son o deberían
ser. Aunque la mayoría de nosotros no nos consideramos intolerantes y nos molestaría ser
acusados de serlo, con mucha frecuencia una actitud tolerante en los demás se considera
como debilidad de carácter (en dialecto moderno, una “retirada” o lo que es políticamente
correcto hacer) más que una poderosa virtud que todos deberíamos apreciar o un ideal por
el cual luchar.
¿Qué puede hacer uno cuando se enfrenta a una actitud intolerante? La gente razonable y
de buen carácter evita tomar una actitud intolerante como un ataque personal. Consideran
de quien proviene y siguen adelante sin ninguna preocupación. Después de todo, es difícil, si
no imposible, cambiar la actitud emocional de otra persona.
¿Existe un caso de tolerancia? Pienso que sí.
La tolerancia es más que una conducta refinada y buenas maneras, aunque estas tienen su
valor. De hecho, cuando se le considera en una forma más dinámica, genera un estado
mental creativo.
El Profesor J. Bronowski escribió un libro clásico sobre el tema titulado
Science and Human
Values
(La Ciencia y los Valores Humanos) que explora el mecanismo que conduce a una
tolerancia creativa de la mente y el carácter. Y aunque “deja entrever” el efecto tolerante del
pensamiento creativo en la personalidad humana, Bronowski sugiere que una actitud
inteligente y perceptiva conduce a descubrimientos creativos tanto en la ciencia, como en
los valores humanos.
Descubriendo la unidad en la variedad de nuestra experiencia
El Dr. Bronowski ofrece muchos ejemplos de pensamiento creativo en el arte y la ciencia,
sin embargo una idea e ilustración más extensas pueden ser de interés particular para los
estudiantes-científicos de la metafísica rosacruz y la filosofía del Alma. Esta idea se basa en
un pensamiento breve, pero profundo atribuido al poeta Samuel Coleridge quién finalmente
definió la belleza como “la unidad en la variedad”. Bronowski escribe que la ciencia por sí
misma “...no es otra cosa que la búsqueda para descubrir la unidad en la desbordante
variedad de la naturaleza- o de manera más exacta, en la variedad de nuestra experiencia”.
1
En una búsqueda interminable por la unidad en la variedad uno consigue el propósito al
comprender las leyes de la naturaleza. Según Bronowski, “Logramos nuestros fines sólo
con las leyes de la naturaleza. No podemos echar bravata a la naturaleza insistiendo que
nuestra labor será designada para dar[nos] poder sobre ella. Debemos sentirnos
satisfechos de que el poder sea un subproducto del entendimiento. Así los griegos decían
que Orfeo tocaba la lira con tal simpatía que las bestias salvajes eran amansadas por la
mano que tocaba las cuerdas. No sugerían que él hubiese obtenido este don afanándose en
ser un domador de leones”.
2
En otras palabras, está involucrado algo más que el “león
salvaje” de afecto emocional.
Del mismo modo que la metáfora en poesía y los escritos inspiradores no deberían
reducirse más que a hechos físicos literales estos hechos no debieran restringirse por el
primer teorema. Podemos estar de acuerdo con Bronowski en cuanto a que ni el arte
extraordinario ni la ciencia más ilustrada demuestran copiar a la naturaleza. Si lo que
conocemos a partir de nuestros sentidos es todo lo que hay, entonces la copia es correcta o
incorrecta. Obviamente, hay más de lo que el ojo ve.
Como Bronowski comenta: “La ciencia, al igual que el arte, no es una copia de la naturaleza,
sino una recreación de ella”. Rehacemos a la naturaleza por medio del acto del
descubrimiento, en el poema o en el teorema, que sigue siendo nuevo para todos los
lectores, construido sobre sus propias experiencias, porque ellos mismos recrean estos
descubrimientos. Sus recreaciones son las marcas de la unidad en la variedad. Y, “...en el
momento en el que la mente aprehende esto para sí misma, en el arte o en la ciencia, el
corazón pierde un latido”.
3
En la búsqueda de la unidad en similitud bajo la variedad de la experiencia humana,
asignamos significado y propósito a la vida. Sólo entonces somos realmente cultivados y
claros en nuestra comunicación.
Newton y la manzana que cae
El segundo ejemplo de interés para nosotros como estudiantes rosacruces es la ilustración que presenta Bronowski sobre la unidad en similitud, involucrando la historia de Isaac Newton y la manzana. “Lo que el joven Newton descubrió al ver caer la manzana no fue la idea de que la manzana debe ser atraída a la tierra por la gravedad, pues esa concepción era más antigua que Newton. Lo que se le ocurrió fue la conjetura de que la misma fuerza de gravedad, que alcanza la punta del árbol, pudiera llegar más allá de la tierra y su aire, infinitamente hacia el espacio”. 4
Bronowski añade que con la percepción de Newton de similitud y aproximación, la ciencia llegó a la mayoría de edad. La similitud y la aproximación van de la mano, desarrollándose a partir de la comparación perceptiva al aceptar una similitud entre dos apariencias distintas. “La similitud de una manzana en el jardín veraniego y la sobria luna sobre la cabeza,” escribe Bronowski, “son con certeza tan distintas en sus movimientos como dos cosas lo pueden ser. Newton trazó en ellas dos expresiones de un sólo concepto (la gravedad) y el concepto (y la unidad) en ese sentido son de libre creación”. 5 Y yo añadiría que fue muy importante para este proceso la tolerancia de Newton por las leyes tradicionales de la naturaleza así como su seguridad en la ley Hermética de correspondencias, oculta en la frase “Como Es Arriba, Así Es Abajo”. Newton, como se puede ver, fue un científico rosacruz.
Toda la ciencia es la búsqueda de la unidad oculta en la similitud. Ya sea en la filosofía esotérica o en las artes, el progreso no es tanto un enfoque lineal como un redescubrimiento de un nuevo orden que da unidad a lo que durante mucho tiempo pareció ser distinto.
La unidad y la diversidad como un principio se encuentran en el concepto de Platón del “Uno y los Muchos”, la religión universal. Se encuentra también cuando uno compara las enseñanzas de Aristóteles y Platón. El primero enfatiza las cosas sensibles de la mente objetiva; el último, la estructura arquetípica de la mente subconsciente.
La metafísica de hoy en día percibe un contraste similar entre las teorías mayores de Freud y Jung. Mientras uno tiende a ligar la conciencia a las secreciones glandulares del cuerpo físico, el otro enfatiza la unidad del inconsciente colectivo. Sin embargo, los cuatro hombres (Aristóteles, Platón, Freud y Jung) estaban entrenados en la unidad de la sique, pero encontraron sus propias formas creativas para ampliar su comprensión de la naturaleza.
Y ahora, relacionemos estas ideas con nuestro tema original: el de construir un caso de tolerancia.
Aunque los ejemplos anteriores de contraste y similitud en la unidad son evidentes en el proceso creativo, ¿hemos de asumir que la tolerancia y la intolerancia tienen una unidad subyacente? No. La intolerancia es un estado mental objetivo y con frecuencia inconsciente que niega cualquier punto de vista que no sea el propio basado sobre las apariencias superficiales. Por una parte, la tolerancia es por completo inclusiva.
En la ciencia, las artes y el misticismo, un punto de vista tolerante sostiene que a medida que uno redescubre las leyes de la naturaleza que subyace en toda la mente, existe una humildad automática de nuestro intelecto externo que conduce a una actitud de mente más abierta. La gnosis (conocimiento experimental) siempre conduce a cuestiones adicionales e ideas perceptivas, ya sea en la ciencia, las artes o las humanidades. Al mismo tiempo, los atributos del carácter se muestran en una actitud tolerante hacia otros que no pueden pensar, sentir o crear en la misma forma hacia el exterior como nosotros lo hacemos.
Que podamos, como “signos de interrogación ambulantes” tener siempre el valor de cuestionar nuestro propio punto de vista favorito, que no sólo podamos elevarnos por arriba de la limitación autoimpuestas a la creatividad perceptiva, sino que también podamos ser conocedores y tolerantes del buen trabajo de los demás.
Notas:
1 Bronowski, J. Science and Human Values , La Ciencia y los Valores Humanos, edición revisada (1972) con un diálogo nuevo “ The Abacus and the Rose ”, Biblioteca Perennial, 1972, p.16.
2 Ibid , p.10
3 Ibid , p.20
4 Ibid , p.15
5 Ibid , p.15
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